Una práctica frecuente en el mercado inmobiliario es escriturar el inmueble con un valor menor al precio real pagado en la compraventa, significando un alto riesgo para quienes lo hacen, puesto que Hacienda hará la respectiva comprobación de los valores con el fin de cobrar el valor real del ITP, los intereses de demora y posibles multas.

Como ejemplo hipotético, donde se vende una vivienda en 200.000 euros, pero se declara un costo de 170.000 y el restante se recibe en negro, es algo que ocurre de manera extendida en nuestro país, pero quienes lo hacen, corren un grave riesgo fiscal por evasión de impuestos, ya que las autoridades han especializado cada vez más y mejor las inspecciones y controles.

Dentro de la economía sumergida en España, esta práctica, desafortunadamente, tiene amplia acogida si se considera las previsiones entre el 10 y el 25% del total de PIB, pero estas cifras son casi imposibles de ser demostradas y realmente cuantificadas pues las transacciones se mantendrán ocultas del registro y las estadísticas.

Quienes lo hacen, no esperan eliminar por completo el pago al fisco, pero si quieren reducir ampliamente el dinero que deben pagar minimizando la base imponible, cuando se cobra parte del dinero en efectivo.

Riesgos para el comprador

A través de esta práctica el comprador puede ahorrar entre un 6% y un 11% del ITP, el cual depende netamente de cada Comunidad Autónoma. Pero el riesgo ocurre cuando Hacienda hace una comprobación de valores, para cobrar el ITP real, junto con los intereses de demora generados y las posibles multas por evasión fiscal.

Por otra parte, si el comprador busca hacer una reventa del inmueble, y el valor de venta es mayor significativamente al pagado, la ganancia patrimonial será elevada y deberá pagar mucho más en el IRPF.

A lo que se expone el Vendedor

Puede que el vendedor tenga un riesgo menor en la mencionada práctica, al reducir la base para el pago de los impuestos correspondientes, pero al igual que el comprador, podría recibir una inspección de Hacienda y deberá pagarle el IRPF de la mayor ganancia patrimonial obtenida.

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